Una payasada

Tiresias

www.nosolomerida.es | Festival de Mérida | Pericles, príncipe de Tiro | Para qué engañarnos: ‘Pericles, príncipe de Tiro’ no es la obra menos conocida de Shakespeare por casualidad: es una de las peores cosas firmadas por el Bardo de Avon. Tanto, que a su íntimo enemigo, Ben Jonson, le parecía “un cuento mohoso”. Y tanto, que, contraviniendo la popular advertencia de Charles Lamb que asegura que es mejor leer a Shakespeare que verlo disfrazado y deformado, en este caso particular, Harold Bloom se rinde: “Es la única obra de teatro de Shakespeare que prefiero volver a ver que releer”. Aunque, de haber visto lo visto por el cronista en el tercer estreno del Festival de Mérida 2019, el implacable canonista de occidente no lo tendría tan claro.

Parece ser que los dos primeros actos de ‘Pericles’ fueron escritos por George Wilkins, un “chulo de putas” —según el propio Bloom—, y el resto, desde luego, no se encuentra entre lo más granado del dramaturgo inglés. Mejor dicho: no se encuentra, a secas, pues en el ‘First Folio’ —la primera edición de sus obras teatrales completas— no hay ni rastro de ella: quizá por su discutible autoría; quizá por su (más que) discutible calidad. Por si este precedente no fuera suficiente, la versión que nos endilga Joaquín Hinojosa se enreda en juegos metateatrales en busca de un puntito difícil de encontrar en el original; y la cosa no hace sino empeorar.

Aunque el mayor mérito del desaguisado se lo lleva Hernán Gené, un argentino afincado en España que se autoproclama como el verdadero factótum de este ‘Pericles’, en el que, además de dirigir —fuera de la escena— y de producir —a través de su propio Estudio, en coproducción con el Festival de Mérida y Festival Internacional de Artes Escénicas de Uruguay, a donde viajarán a mediados de agosto—, se reserva el rol de Eiwob Divad —sí, David Bowie al revés—, narrador del espectáculo y, de nuevo, director —esta vez, sobre la escena—.

Gené es un consumado especialista en las artes y las técnicas circenses, desde la creación de su primer grupo teatral, El Clú del Claun, en los años 80, hasta su labor como docente en la Universidad Rey Juan Carlos, pasando por su machaconería como teórico en libros como ‘La dramaturgia del clown’ (2015), ‘El arte de ser payaso’ (2016) o ‘Esto NO es teatro’ (2018). Con semejante currículum, no hacía falta ser una lumbrera para verlo venir: en efecto, su ‘Pericles’ es una auténtica payasada —“acción ridícula o falta de oportunidad”, por si no tienen ganas de levantarse a mirar el ‘Diccionario de la RAE’—.

Todo en este soporífero seudomusical parece amateur, no por demérito de sus ejecutantes —reparto y equipo artístico— sino porque estos se ven inmersos en un sinsentido generalizado. Maldita la gracia del patrón del barco que los ha arrastrado a la fuerza —y a nosotros con ellos— hasta semejante tormenta artística. No sé si me explico.

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