Carcedo destaca el papel de los laboratorios de consumo en la prevención del fraude y la garantía de la seguridad de los productos

España

www.nosolomerida.es | La ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en funciones, María Luisa Carcedo, ha destacado hoy, en su visita al Centro de Investigación y Control de la Calidad (CICC), dependiente de la Dirección General de Consumo.

El papel fundamental de estos laboratorios en la prevención del fraude en productos alimenticios e industriales de uso común por los ciudadanos, la comprobación de la seguridad de los productos y la verificación de la información obligatoria que deben tener los bienes a disposición de los consumidores.

La ministra Carcedo ha explicado que el Centro de Investigación y Control de la Calidad analiza diariamente muestras remitidas desde diversos organismos como los Servicios de Inspección de las comunidades autónomas, las Oficinas Municipales de Información al Consumidor (OMIC) de los ayuntamientos, las Juntas Arbitrales, los juzgados y otros organismos de la Administración como el Servicio Oficial de Inspección, Vigilancia y Regulación de las Exportaciones (SOIVRE).

El Centro cumple un papel fundamental de control y colaboración con las autoridades competentes para la vigilancia del mercado con el objetivo de que se puedan adoptar las medidas necesarias.

En concreto, en el año 2019 se han analizado 3.290 muestras: 1.977 de productos industriales y 1.313 de alimentos. Independientemente del tipo de producto, las irregularidades de etiquetado y presentación han sido las más frecuentes.

Dichas muestras proceden en su mayor parte de campañas nacionales, autonómicas o controles oficiales gracias a los cuales se han detectado posibles incumplimientos de etiquetado, calidad, seguridad, etc.

Así, las 20 unidades analíticas que componen el citado CICC se encargan de verificar el etiquetado, comprobar que la composición responde a lo que describe la etiqueta, instrucciones de uso, advertencias y riesgos para la seguridad de los consumidores y usuarios, contenido efectivo, etc. También, comprueban la adecuación que el producto tiene a su uso y la detección de adulteraciones o fraudes. Además, se ha estudiado si responden a la legislación vigente actual.

En 2019, el 49,2% de los productos alimenticios analizados han cumplido con la normativa que les regula mientras que el 39,5% no lo hace. Por su parte el 49,1% de los productos industriales cumple con las normas aplicables y el 47,9% presenta algún tipo de incumplimiento.

Del conjunto de los productos analizados en 2019, se han llevado a cabo un total de 43.425 determinaciones o análisis. El resultado es que el mayor número de incumplimientos está relacionado con la información a ofrecer a los consumidores través del etiquetado, lo que supone el 10,1% de las anomalías.

Los aspectos vinculados a la seguridad han supuesto el 8,4% de las determinaciones llevadas a cabo en los productos analizados y el 3,6% están vinculados a incumplimientos de los aspectos unidos con factores de calidad.

Juguetes, productos alimenticios y aceites


El CICC cuenta con una Unidad de juguetes y artículos de Puericultura que estudia la presencia de sustancias tóxicas, bordes cortantes, inflamabilidad de los materiales, presencia de partes pequeñas que puedan ser ingeridas con riesgo de asfixia, entre otros aspectos.

Además, tiene una Unidad de Bioanálisis responsable de la identificación y detección de especies mediante técnicas basadas en ADN. Ésta da apoyo a la Unidad de Productos de origen animal y a la Unidad de Dietéticos, Preparados y Conservas mediante identificación de especie en productos de la pesca, del marisqueo o en productos cárnicos.

La Unidad de panel de catas de aceites por su parte lleva a cabo los análisis organolépticos de las muestras de aceites de oliva virgen extra y virgen, de acuerdo con lo establecido en el Reglamento CE 2568/1991.


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