La tolerancia de los intolerantes

Opinión - José Luís Arellano Herrera

www.nosolomerida.es | Opinión | José Luís Arellano Herrera | Perdonad que os haga esta pregunta; pero a la vista de cómo estamos viviendo  en ésta España nuestra, cada vez peor vista por algunos, de esos que dicen llamarse  patriotas, cuándo  no tienen que gobernar. Y es que después de las experiencias vividas a lo largo de muchos años, considero pertinente que, ahora que vivimos una nueva y difícil situación económica, hagamos un pequeño examen sobre nuestra capacidad de tolerancia.

El motivo por el cual nos hacemos esta pregunta es que, después de hablar con mucha gente, todos estamos un poco hartos de comentarios como los de "todo está muy mal, y que para bonanza, la de cuando gobernaba el PP" y por otro lado, todo lo contrario: "todo estaba mal cuando gobernaba el PP y ahora todo está muy bien, por que gobierna  el PSOE".

En ambos casos se detecta la nula capacidad de análisis y autocrítica de los autores,  lo que pasa es que hace ya tiempo que sabemos (o deberíamos saber) que la verdad  absoluta, ni existe ni puede existir, al menos es este mundo habitado por seres que  tienen en la imperfección, su principal valor.

Decía Santo Tomás que "si el hombre es un ser imperfecto, nada de lo que él pueda hacer puede ser perfecto". Este principio lo extiende, incluso, al propio pensamiento, añadiendo que "ni tan siquiera el pensamiento puede serlo, al ser motivado  por un ser imperfecto".

Y se cuenta que una Sra. que iba a misa muy temprano en Salamanca, se encontró  con  D. Miguel de Unamuno por la calle, y acercándose a él, le preguntó si creía  en  Dios. Don Miguel, antes de contestar nada, le dijo: "Sra. primero tenemos que  ponernos de acuerdo Vd. y yo, sobre que es Dios para cada uno de nosotros".

Pues bien, siguiendo el razonamiento de D. Miguel de Unamuno, y para evitar los “malos entendidos", explico que el sentido de mi pregunta sobre si somos tolerantes,  está  basada en la segunda acepción que de esta palabra hace el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE):

TOLERANCIA: “Es el respeto a las  ideas, creencias  o  prácticas de  los demás,  cuando  son  diferentes  o  contrarias  a  las  propias”.

Ahora  ya podemos contestar a mi pregunta: ¿De verdad  somos  tolerantes?. ¿De verdad estamos dispuestos a respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando  difieren de las nuestras?.

Yo, sinceramente, creo que no. Y lo creo porque, en mi opinión, hemos perdido el principal valor de la persona que es la “libertad de pensar por nosotros mismos”. Nos escudamos en las opiniones de otros que consideramos más cualificados para hacer valer nuestras propias opiniones, lo cual no deja de ser bastante descorazonador.

A mi me gustaría que vosotros, mis amigos y los que me leéis, y yo mismo, tuviéramos como práctica  para este año, el contrastar nuestras ideas con los que piensan distinto siguiendo lo dictado por el Diccionario de la Real Academia. El respetar las ideas de los demás, aún sabiendo que son diferentes y, lo que es más importante, el tratar de ver las cosas "desde el punto de vista, del que piensa de otra forma".

Los que hemos tenido la suerte, de tener alguna formación en dirección comercial de empresas, cargos intermedios y equipos humanos, sabemos que, cuando se negocia de algo "hay que ponerse a ambos lados de la mesa", para tener una visión lo más completa posible de lo que se está hablando antes de emitir un juicio.

Por último, dejadme que os diga que me gustaría mucho que en España todos hiciéramos  posible  el pensamiento,  en el que se sustenta la democracia británica (y la de cualquier persona que presuma de demócrata) que dice: "Vd. y yo podemos pensar diferente; ahora bien, yo daría mi vida si fuera preciso, para evitar que nadie le pueda impedir  expresar libremente sus opiniones".

¿Y por qué hago todo este tipo de reflexiones?, pues porque si el Gobierno ha sido  capaz  de reconocer que la situación económica en nuestro país y en toda Europa, no va todo lo bien que deseáramos y hasta que puede empeorar, los políticos de la derecha en la oposición, no pueden, ni deben estar fustigando constantemente al Gobierno de turno (aunque sea en funciones), solo con el ánimo de desgastarle y desprestigiarle; cuando es precisamente lo contrario, lo que deberían hacer.

Por qué, no dicen que el Gobierno, está adoptando medidas imprescindibles de austeridad  fiscal  para  paliar en lo que se pueda esta situación; entre otras medidas. Y es que resulta más cómodo fastidiar y meter la pata, que arrimar el hombro y ayudar en los momentos más difíciles. Pero la gente de a pié -el pueblo-, se da cuenta de la situación y sabe perfectamente quien cumple y quien no; quien se preocupa de buscar soluciones y quien se preocupa de buscar culpables; esa es la diferencia.

Solo tendríamos que escuchar en la prensa nacional o en la televisión, a los máximos dirigentes del Partido Popular -esos inmaculados, que dicen llamarse  demócratas-, que se frotan las manos y se regocijan, ante esta situación nebulosa con la que  disfrutan, alegrándose de las dificultades que algunos compatriotas están pasando.

Esa es la “tolerancia, de los intolerantes” que no saben cómo malgastar al gobierno,  y  no se  dan  cuenta  que cualquier persona de este país, por muy lerda que sea, se da cuenta que la fracción más insignificante y estúpida de la oposición en estos momentos,  no  se  aflige, ni  lamenta  esta situación transitoria, por la que está pasando el país entero y no solo el Gobierno.

Es  tal  la inquina de esta oposición, que no llegan a darse cuenta, que cuanto peor  lo  pasemos,  también ellos lo van a pasar;  siguen maquinando inútilmente que las  desgracias  son  para  los demás y no para ellos.

Para el Partido Popular (y para otros muchos también), el Presidente Pedro Sánchez Pérez-Castejón es el culpable de toda esta desgracia, sin querer reconocer que la  subida  de  los productos energéticos y la bajada del poder adquisitivo, no solamente es un problema de nuestro país, sino del mundo entero y la verdad, es que yo no sé qué pensar, si es que no se han enterado todavía, o es que no se quieren enterar. Ya veremos que  ocurre, cuando la tormenta haya pasado y a ellos se les haya “mojado” el trasero.

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