Vicente: "Para combatir la atonía de la actividad económica hay que retomar la negociación de los convenios y de la reforma laboral"

España

www.nosolomerida.es | El IPC ha recortado su caída en junio en el 0,3% interanual como consecuencia de la progresiva incorporación de los trabajadores y trabajadoras a sus puestos de trabajo. Todavía el 40% de los que están en un ERTE no han vuelto a la actividad laboral, lo que provoca cierta atonía de la demanda y la actividad económica. “Para combatir esta situación, es necesario retomar la negociación de los convenios colectivos y la negociación de la reforma laboral en el punto en que se quedó en febrero, que es clave y fundamental para mantener el empleo de calidad, los salarios y los derechos de los trabajadores y trabajadoras, además de poner en marcha las medidas de reconstrucción”, ha declarado Mari Cruz Vicente, secretaria de Acción Sindical de CCOO.

El IPC recorta su caída en junio y se sitúa en el -0,3% interanual, seis décimas menos que en el mes de mayo (-0,9%), empujado por los precios de los carburantes, combustibles y electricidad que en junio del año pasado registraron importantes bajadas. Por su parte, la inflación subyacente -sin energía ni alimentos perecederos-, se eleva un 1% interanual, una décima menos que el mes anterior y con el dato de junio lleva ya 15 meses consecutivo en el entorno del 1%. El final del período de alarma el pasado 22 de junio conlleva la progresiva reapertura de los establecimientos comerciales para el consumo, aunque algunos, como los culturales, deportivos y hosteleros, tardarán más tiempo en abrir. La normalización de la demanda, sin embargo, no parece que vaya a acelerar mucho el ritmo de variación de los precios que se seguirán manteniendo muy moderados en lo que queda de año. Para el conjunto de 2020 los precios podrían registrar una caída del -0,6%.

La composición de la cesta de consumo de los hogares se ha modificado sustancialmente durante la coyuntura de confinamiento generada por la pandemia y poco a poco se va normalizando tras el final del período de alarma. Analizando solo los bienes y servicios que la mayoría de los hogares ha seguido consumiendo, los primeros[1] han moderado su subida interanual hasta el 2,3% en junio, cinco décimas menos que el mes anterior, mientras que los servicios[2] han moderado su descenso hasta el -2,4% anual, 1,6 puntos porcentuales menos que en mayo. Entre los bienes destacan los alimentos y bebidas no alcohólicas que moderan su subida del 3,5% en mayo al 2,8% interanual, destaca la menor subida de los alimentos frescos (4,1%) un punto y medio inferior a la registrada el pasado mes. Destaca, asimismo, la bajada interanual de la electricidad (-10,8%), aún así es seis puntos inferior a la observada en el mes de mayo.

La debilidad de la inflación en 2020 va a permitir que las diferentes rentas laborales –tanto pensiones como salarios pactados- ganen poder de compra en términos agregados este año, lo que ayudará a reactivar el consumo. Sin embargo, cabe el riesgo de que en el final del año, cuando termine el período de seis meses de prohibición de despedir vinculado a los ERTEs, se produzca un aumento de las extinciones de contratos, lo que tendría un impacto negativo sobre la recuperación de la demanda y la actividad económica. Para evitarlo hay que poner en marcha cuanto antes las medidas de reconstrucción y asegurar que la actividad laboral se desempeña en condiciones de seguridad adecuadas, salvaguardando la salud de las personas trabajadoras.

El proceso de desescalada de la actividad económica paralizada o ralentizada parece estar haciéndose a un buen ritmo y el 60% de los 3 millones de trabajadores que llegaron a estar en un ERTE ya se han reincorporado a la actividad laboral, quedando aún acogidos a esta figura 1,2 millones. Los ERTEs han jugado un papel clave en la gestión de los efectos sociales y económicos de la pandemia impidiendo que, por primera vez en España, durante una crisis el empleo cayera más que el PIB.

Por otro lado, la respuesta a esta crisis provocada por el COVID-19 no puede ser solo nacional. La Unión Europea debe ejercer un papel activo y no dejar a los diferentes estados abandonados a su suerte. El Plan de Recuperación de la UE tras el COVID-19 presentado por la Comisión Europea contiene elementos positivos, aunque hubiera sido necesario un volumen superior de fondos, y que estos fueran entregados directamente a los estados sin condicionalidad para compensar el incremento de la deuda permitir la reactivación económica. La elección del Ministro de Economía irlandés como presidente del Eurogrupo en lugar de la Ministra de Economía española no es la mejor noticia para España y el proyecto europeo, sobre todo si se toma en consideración que Irlanda es un paraíso fiscal para las grandes corporaciones empresariales dentro de la UE.

CCOO es un fuerte valedor del compromiso de no dejar a nadie atrás en esta crisis y considera que hay que seguir avanzando en la adopción de medidas de protección social dirigidas a aquellos sectores de la población aún desprotegidos frente a los efectos de la crisis. En este sentido, el Ingreso Mínimo Vital es un paso insuficiente pero en la buena dirección. La realización del objetivo de proteger a los afectados por la crisis debe hacerse desde el marco del diálogo social con el fin de que no aumenten los niveles de pobreza y desigualdad.

[1] Productos de alimentación, bebidas, tabaco, limpieza y artículos no duraderos para el hogar, productos farmacéuticos, comida para animales y artículos para el cuidado personal.

[2] Servicios de alquiler de vivienda y garaje, distribución de agua, alcantarillado, recogida de basuras, gastos comunitarios, electricidad, gas, gasóleo para calefacción, servicios de telefonía, música y televisión en streaming, seguros, comisiones bancarias y servicios funerarios.



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