¡SOCORRO! ÚLTIMAMENTE HAY DEMASIADA GENTE QUE DICE QUE SOY 'DE DERECHAS' ¿SERÁ VERDAD?

Opinión - Carlos A. Caldito

OPINIÓN | Mis amigos y conocidos me dicen que andan diciendo de mí, que se me nota ‘muy cambiado’, que parezco una persona ‘de derechas’; y, además, me lo dicen con un tono de especial preocupación -algunos, añaden que debería empezar a preocuparme yo también-. También suelen opinar los que me conocen y aprecian, que el apelativo en cuestión es injusto e inmerecido, aunque otros piensan que de alguna manera yo me lo he ‘currado’, que me lo he ganado a pulso y que la imagen que tengo tal vez se debe a mi forma de expresión, a que el lenguaje que suelo utilizar es calificable de social y políticamente ‘incorrecto’. Casi todos se lamentan y acaban afirmando que si endulzara, suavizara, mi conducta y mi forma de expresión, posiblemente me iría ‘mejor’ y dejaría de parecer un tipo ‘de derechas’. Se supone que eso de ser o parecer de derechas no es nada bueno, más bien peligroso, en estos tiempos.Total, que ha llegado un momento que, de repetírmelo tanta gente y tantas veces, he acabado dudando, e incluso pensando, que algunos puede que tengan razón. Así que he comenzado por buscar en el diccionario. [¿Cuáles mejor que el de la Real Academia Española o el María Moliner de Uso del Español?]

 

El Diccionario de la Real Academia Española dice que el vocablo “derecha” viene del latín “directus” (directo, directa):

1. adj. Recto, igual, seguido, sin torcerse ni a un lado ni a otro.

2. adj. Justo, legítimo.

3. adj. Fundado, cierto, razonable.

4. adj. Que va sin detenerse en puntos intermedios (“Ir derecho al asunto”).

5. adj. Dicho de una parte del cuerpo humano, que está situado en lado opuesto al corazón.

6. Facultad del ser humano para hacer legítimamente lo que conduce a los fines de su vida.

7. Propio de “la derecha política” (de ahí lo de “derechista”).

Tanto el Diccionario de la Real Academia Española, como el María Moliner de Uso del Español, dicen que se denomina “derecha” a la gente que en una asamblea se sienta a ese lado -el lado derecho- del presidente. También, ambos diccionarios hablan de “derecha” como sinónimo de “conservador”, ideología de la gente que se opone a hacer intentos revolucionarios, denominación utilizada para nombrar a la gente que considera que la eficacia de las fórmulas convivenciales existentes está suficientemente demostrada, y ya que se consideran válidas, pues no hace falta hacer cambios profundos, o radicales en la sociedad.

En ambos diccionarios la palabra “conservador” no tiene connotaciones negativas, conservar es sinónimo de hacer durar las cosas buenas que se poseen.

Las acepciones que mencionan los diccionarios de la palabra “derecha” no tienen connotaciones especialmente negativas, algunas son aplicables a personas, otras no tanto (ni siquiera de forma metafórica).

Si ser ‘de derechas’ significa abordar las cosas de forma recta, sin torcerse a ningún lado, ser justo, razonable, ir derecho a los asuntos (sin tibiezas ni medias tintas) o actuar con legitimidad… ¿Por qué se usa por parte de alguna gente, el término ‘derechista’ como sinónimo de extremista, o poco menos que inmoral, o cosas parecidas? ¿Qué significa, en verdad, ser ‘de derechas’?

Yo soy de los que piensan que las personas son las únicas titulares de derechos. No creo que existan los derechos de la nación, de la patria, de la colectividad, ni de ninguna clase social. Yo creo en los derechos de las personas, que no pueden ni deben decaer ante entelequias que unas veces son mitos, y otras forzadas obras de ingeniería social.

Sí ser ‘de derechas’ es oponerse a la supremacía del Estado sobre el individuo, a la reducción de la persona a simple miembro de una colectividad, oponerse al afán ‘igualitarista’ en lo moral e ideológico, a la obsesión por la uniformidad, oponerse a que el estado se arrogue la potestad exclusiva de educar al ciudadano, negándole a las familias ese derecho… entonces, es posible que quienes dicen que yo soy de derechas, tengan razón.

Si ser de derechas es creer en que los seres humanos son suficientemente capaces de mejorar su circunstancia personal, promocionar, buscar y encontrar su propio camino, explorarlo, recorrerlo, llegar a la meta y hacer de su vida una experiencia apasionante, sin que el Estado los tutele o les proporcione todo lo que solamente se puede llegar a apreciar cuando se ha conseguido desde el ejercicio del albedrío y la superación personal… entonces, es muy posible que quienes dicen que yo soy ‘un tipo de derechas’ estén en lo cierto.

Si ser de derechas significa creer en la libertad, y no en la igualdad, pues ‘la igualdad’ no existe, es una cosa infrecuente en el mundo en el que vivimos a todos los niveles o escalas, desde el atómico, o subatómico, al animal, pasando por el celular… pues, insisto, entonces ciertamente yo soy derechista. ¡Y yo sin enterarme hasta ahora!

Si ser de derechas es ser partidario del derecho a la objeción de conciencia, respecto a cualquier obligación impuesta por el Estado, entonces yo soy de derechas, sin duda alguna.

Si ser de derechas es ser partidario de la libertad de ‘todas’ las personas para fijar su domicilio en el lugar que les plazca, en cualquier lugar del mundo y considerar obsoleto el concepto de nacionalidad frente al de residencia, entonces yo soy de derechas.

Si ser de derechas significa pensar que la glorificación del Estado del bienestar ha sido un gran error y que la universalidad de la sanidad, la educación, la atención jurídica o la previsión de la vejez son conquistas irrenunciables, pero que no están siendo gestionadas de la mejor manera posible, entonces yo soy de derechas.

Si ser derechas es desear una democracia ‘más profunda y permanente’: profunda en el sentido de que no se dé un cheque en blanco a los políticos sino un mandato concreto; y permanente porque los actuales medios tecnológicos permiten frecuentes consultas a la ciudadanía, entonces, yo sí soy de derechas.

Si ser de derechas significa desear un sistema electoral más justo que el actual, matemáticamente proporcional a lo votado, sin las manipulaciones actuales que propicia la Ley D’Hondt, entonces, efectivamente yo soy de derechas.

Por supuesto, si ser de derechas significa querer listas abiertas, entonces yo también soy radicalmente derechista.

Si ser de derechas significa pensar que el Estado no debe financiar con nuestros impuestos ni a los partidos políticos, ni a los sindicatos, ni a las patronales, ni a las confesiones religiosas, ni a ninguna entidad privada, sino que debe ser la sociedad quien libremente debe costear a aquellas entidades que prefiera (siendo fiscalmente desgravables las aportaciones a cualquier entidad no lucrativa), pues sí, sin duda yo soy de derechas, de la ‘derecha más extrema’.

Si ser de derechas significa pensar que una democracia auténtica requiere una administración de justicia realmente independiente, lo cual significa también estar en contra de que el nombramiento de los órganos judiciales y de la fiscalía se realicen por parte del poder ejecutivo o legislativo, entonces yo también soy de derechas.

Si ser de derechas significa condenar cualquier clase de violencia, el uso de la fuerza para condicionar la acción de otros, ya sea el Estado o un particular quien la ejerza… Si ser de derechas significa tener el firme convencimiento de que el referente moral debe la Declaración Universal de Derechos Humanos y civiles, y pensar que toda forma de tortura o trato degradante (incluyendo la pena de muerte) son absolutamente detestables, entonces, sin duda, yo soy radicalmente de derechas.

Puesto que la mayoría de los humanos es gente de buena voluntad (o como ahora se dice ‘buena gente’) y a poco que se mire a nuestro alrededor se acaba uno percatando de que hay personas que lo pasan mal, acaba uno dándose cuenta de que hay desigualdad, injusticia… Inevitablemente, poca gente es la que no se deja tentar por ‘utopías bienintencionadas’ que pretenden un cambio social profundo… que pretenden implantar el paraíso ahora. Es que, quien tenga un poco de sensibilidad, es casi imposible que no se conmueva cuando ve gente sufriendo: es difícil no sentirse concernido por el dolor y la miseria ajenos

Pero, todo ello no implica, necesariamente, que el Estado deba controlar a las personas; más bien al contrario: yo soy de los que piensan que las personas deben controlar al Estado.

En definitiva, no tengan dudas de llamarme ‘de derechas’ por aspirar a vivir en una sociedad de hombres y mujeres responsables de sí mismos (la responsabilidad es la otra cara de la moneda de la libertad); una sociedad de seres adultos, soberanos, autogobernados; una sociedad de personas en la plena extensión de la palabra, es decir, una sociedad libre.

Joomla Templates and Joomla Extensions by JoomlaVision.Com

HOLA , USUARIOS ONLINE AHORA MISMO

Tenemos 630 invitados conectado
Find us on Facebook
Follow Us