La azucarera emeritense

Opinión - José Luís Arellano Herrera

www.nosolomerida.es | Opinión | José Luís Arellano Herrera | El día que se publicó en este diario por parte del Ayuntamiento que nuestra ciudad tendría la posibilidad de disfrutar y reiniciar nuestra andadura industrial con una fábrica de azúcar que podría crear más de 200 puestos de trabajo y una inversión inicial de 300 ó 400 millones de euros, es casi como si nos hubiera tocado la lotería después de la sumisión que padecemos y la sequía industrial que soportamos.

Es natural y hasta lógico que los empresarios dubaitíes pidieran a cambio unas condiciones económicas con referencia a los impuestos municipales sobre todo teniendo en cuenta que existe otro país competidor que también la quiere y nos pareció acertado que los políticos municipales aprobaran en moción y por mayoría con alguna reminiscencia esotérica que nunca entenderemos la bajada de esos impuestos durante siete años.

Y ahora viene cuando la matan; resulta que como aquí estamos tan sobrados de trabajo, de dinero, de bienestar y de todo…, y los casi 7.000 parados que tenemos en esta ciudad han estado de feria…; se nos presentan los listos, los estudiosos, los más audaces, los que vigilan y controlan nuestro bienestar ecológico y social y nos aseguran que la instalación de la azucarera emeritense es negativa, que EXPACIO-MÉRIDA está destinado a otros usos, que demandan una economía verde, como si la azucarera fuese negra y que la planta tendría un impacto negativo ambiental importante debido a la producción de aguas residuales que serían perjudiciales para el consumo humano, así como el contagio atmosférico y los malos olores, pero sobre todo porque las águilas perdiceras se marcharían de nuestra tierra y eso es muy triste.

También sería un problema importante el consumo energético y el trasiego de camiones que transportarían 40.000 toneladas/día de remolacha a lo largo de la campaña, con 1.500 camiones/día, que no se armonizan con el cambio climático que castiga a nuestra bendita región.

¿Y ahora que le decimos a los de UPA-UCE Organización de la Agricultura Familiar y a esos casi 7.000 parados que son los que de verdad asegurarían para nuestra ciudad un virtuoso y seguro devenir económico de futuro?. ¡Vamos a llevarnos bien y que no nos pase como a los barceloneses con la dichosa Agencia de la Farmacia y que la Junta de Extremadura y nuestro Ayuntamiento continúen con mucho tacto recorriendo paso a paso por el camino recto que nos acerque de una vez por todas a esa realidad que es la implantación de esa nueva factoría que nos va a saber a caramelo y no es porque sea de azúcar, sino por las ventajas y las excelencias que con ello nos va a traer a Mérida!.

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