Tragedia + tiempo = Comedia
Escrito por Tiresias Viernes 12 de Julio de 2024 00:00
www.nosolomerida.es | Festival de Mérida | Iconos | Probablemente fue el escritor Mark Twain el primero en afirmar que “el humor es igual a tragedia más tiempo”, pero la operación matemática más recordada sobre ese particular es la del cineasta Woody Allen, que la formuló así para los restos: comedia = tragedia + tiempo. El caso es que Rafael Álvarez ‘El Brujo’ dedica su último espectáculo a desarrollar tan legendario enunciado, refiriendo en el programa de mano que Iconos o la exploración del destino puede considerarse como la última entrega de una trilogía que arrancó con Esquilo, nacimiento y muerte de la tragedia (2018) y siguió con Los Dioses y Dios (2021), todas ellas estrenadas en el Teatro Romano de Mérida. Así que, para no caer —como él— en el vicio de repetir lo dicho una y mil veces, el cronista opta en esta ocasión por entresacar varios fragmentos de las reseñas de sendos precedentes, que tanto valen para lo de entonces como para lo de ahora.
“Cierto, que nada nuevo hay, desde hace siglos, bajo la luna que alumbra la escena emeritense. Y más cierto que, si el Festival de Mérida ya es, de por sí, un volver (a volver) sobre los clásicos milenarios, lo que hace ‘El Brujo’ es volver a (re)volver lo ya revuelto: una y otra y otra vez más. Pero qué emoción se siente al escuchar de nuevo su personalísima mezcla de oración, chanza y discurso. Y qué pavor, al caer en la cuenta de que una de estas será la (pen)última ocasión en que eso ocurra”.
“El actor cordobés hace ya mucho tiempo que (re)cuenta la misma retahíla de antojos […]. En realidad, su táctica consiste en cambiar de percha para ponerse cada día el mismo traje, ignorando la importancia de que el espectador le adivine las costuras. Ahí reside el éxito incontestable de su(s) propuesta(s): el público le rinde pleitesía, le sigue allá donde vaya como los fieles a su pastor: tanto da lo cuente; lo que se disfruta es cómo lo cuenta, y eso no varía en demasía de una función a otra. Se intercambian algunas anécdotas, las noticias de actualidad comentadas y la manera de interactuar con su claque pero, en realidad, nada cambia. Siempre es lo mismo, con lo que eso pueda tener de bueno y de malo”.
“Ver al ‘Brujo’ es ver al mejor monologuista de nuestro país; es darse un garbeo por el (verdadero) club de la comedia; es contemplar al mejor bufón del reino; es, en fin, asistir con asombro al despliegue técnico y artístico de un actor superdotado que hace honor como pocos a la expresión maestro de ceremonias”.
“Siguiendo a pies juntillas los preceptos de Peter Brook en El espacio vacío, ‘El Brujo’ se basta y se sobra, sin adornos, para entablar una conexión insuperable con el espectador. Y, así, lo de menos es si el hilo conductor del espectáculo está mejor o peor trabado: hace ya muchos años que Rafael Álvarez está por encima de eso, mucho más allá del bien y del mal”.
“Pero que nadie se confunda: estamos hablando de ‘El Brujo’, y conviene no perdérselo, porque algún día lo echaremos (muchísimo) de menos”.
Por su flamante ocurrencia desfilan Medea, Edipo, Antígona y Hécuba, que le sirven para diseccionar la relación entre el destino en la mitología griega y el concepto de libertad en la mitología hindú. Es su octava presencia en la programación del Festival de Mérida, pero todavía estamos muy lejos del hartazgo. Bendita sea su (re)incidencia.